No creo
estar hecho de tiempo,
sino quizá
de distancia.
Pinté una
cruz roja en la pared de mi habitación. Allí es exactamente
donde un
pájaro va a estrellarse esta tarde.
Las plantas de mis pies irritadas por las nubes.
Un pájaro
que vuela en círculos porque sólo tiene un ala.
¿Para qué
nombrar lo que no hay?
¿Qué poema
no es provisorio?
El nudo
corredizo de la horca que llevo
es la
propia suavidad de tu cuello.
Descubrí
que hay una palabra que nunca escribí
y decidí
que jamás escribiré. Esa palabra será mi único poema.
Hay una
fecha que falta en todos los calendarios.
Esa fecha
es mi poema.
Las líneas
de tu mano coinciden con el trazo de un relámpago
y ambos
construyen mi piel.
Una grieta
abismal invertida colocada sobre otra,
es un
túnel que me lleva hasta tu corazón.
Mañana es
todavía. Aún no fue ayer.
Nunca será
ahora.
Un arma
dispara mi sonrisa.
Es una
muerte a la que me atrevo.
El
universo es una flor. La existencia, una flor.
El
despertar a la luz es otra flor. Un ramo de estas flores es tu abrazo.
Cada gota
de tormenta es una sílaba.
Tus ojos
son el poema.
El único
silencio viable
es gritar
con la mordaza puesta.
La ceniza
es el polen
de tu mirada.