viernes, 12 de junio de 2015

Nomenclator poesía

Si te veo caer, me arrojaré también
y te diré que estamos volando.

Eso era el mundo para él; estar asomado a la ventana,
con sus ojos blancos, esperando que ella pase.

Soy la tiñiebla
en la que te escondo de mí.

La jaula se transformó en ave,
pero jamás voló.

No es que estés cayendo,
es el cielo que se fuga aún más alto.

Pulir el poema que copia su boca hasta que por la incidencia de la luz
la ley de reflexión sume mi boca en imagen sobre su boca en palabras.

Estamos tan cerca de ser nada,
que los caminos comienzan siempre.

Si el poema decide ser escrito,
nada puede detenerlo.

Cada persona es una ventana mal cerrada.
Ventanas que dan a la misma lluvia.

Tu mirada me constituye como sujeto poético.
Hay poesía fuera de la poesía.

Escribir para desenmascarar
a la literatura.

En cada poeta malviven todos los poetas.
Cada lector pierde algo en cada poema.
Cada poema busca algo en cada lector.
Rodar por el precipicio del lenguaje hasta finalizar el verso.
Y con el verso terminado aprendemos que la eternidad
está llena de puntos finales.

El Tiempo es cíclico y ese círculo está unido a otros.
Tales eslabones forman una cadena entorno a tu cuello.

Si hay algo que jamás perdona, es la fantasía.
Soy la piel que ha mudado la noche.

El erotismo es poesía que se ha independizado del papel.
Ignorar el camino de ida, pero no el de vuelta.

Puedo escribir las noches más tristes en este verso.
El entendimiento pertenece a la esfera de lo irreal.

Si no fuese por la gravedad, desde hace tiempo
me hubiese arrojado al firmamento.

De vez en vez, la poesía nos muestra
que ella tiene el control.

Toda la humanidad abre una serie de puertas al mismo tiempo, una cada uno.
Desembocan todos en una habitación común.

Al final, los poemas que no hemos escrito habrán de salvarnos.
La realidad es una mentira a medias.

Sé que alguien me imagina. Yo, a mi vez, imagino a otro.
Y eso otro imagina a quien me imagina.

Avanzo por una calle y al darme vuelta
advierto que hay otra sombra sobre mi sombra;
una sombra que realiza los mismos movimientos que la mía
y ambas asemejan una sola.
Pero nadie hay que genere esa otra sombra, nadie me sigue.
Hasta que me doy cuenta de que mi sombra es la segunda,
y la que creía mía es de alquien a va delante mío y que no me ve,
y se da vuelta y se pregunta de quién es esa sombra
que coincide de pleno con la suya.

Nunca escribí un poema con palabras.
Nunca supe cómo muerde la noche,
pero sé que es así como deberíamos mordernos.
La lluvia puede disimularse bajo las lágrimas.
¿De qué manera te lastimó el invierno
que te dormiste para ser enterrada en gorriones?

Escribir un poema a tus ojos
es crear un lenguaje.
Ellos inquietan la fugacidad.
Caminé sobre las brasas de tu desnudez.
Dejé unas palabras escritas
en unos papeles. El viento conformó el poema.
El suicidio es el escape menos eterno.
Escribir para perderlo todo.
La poesía es el alma de la razón.

En cada poeta malviven todos los poetas.
Cada lector pierde algo en cada poema.
Cada poema busca algo en cada lector.
Rodar por el precipicio del lenguaje hasta finalizar el verso.
Y con el verso terminado aprendemos que la eternidad
está llena de puntos finales.

.En la poesía nada se nombra por primera, si no por última vez
Vivir no como si fuese el último día de la vida. Si no como si fuese el primero.

El cielo sigue allí, conteniendo.
La poesía es la lima dentro del pan.

El niño lloraba mucho. Pero no por estar dentro de un pozo;
el pozo estaba dentro de él.

En la literatura, entre palabra y palabra, hace equilibrio la mentira.
No hallarse ni dentro ni fuera del túnel. SER el túnel.

Favorecer el absurdo con más racionalidad.
La belleza trae mala suerte.

La mujer es la sombra de su cabello mientras corre.
Su sombra es una invitación a ascender. El resto es la levedad.

Se asomó a la ventana y se vió a si mismo.
Pero se dio cuenta de que no era un reflejo en el vidrio.